Instancias de compensación

Algunos alumnos fracasan parcial o casi completamente en las evaluaciones. ¿Qué hacer con ellos? Instrumentar instancias de compensación.

Los programas compensatorios nacen en EE.UU. en 1966. Surgen para solucionar los diferentes resultados que se obtienen de la enseñanza. Se basan en un planteo teórico sobre el bajo rendimiento y sobre la intervención adecuada para subsanarlo y ponen énfasis en la enseñanza de procesos, operaciones de pensamiento y competencias, usando el conocimiento declarativo solo como medio. También se llaman programas de recuperación, retroacción o reciclaje. La compensación se centra en fortalecer las posibilidades del estudiante y debilitar sus limitaciones.

Algunos alumnos/as necesitan más tiempo u otros actividades para aprender y la institución escolar debe proveer medios e instancias para que arriben a los aprendizajes previstos. Esto no equivale a facilismo o reducción de la calidad educativa, sino a autoridad profesional en el docente.

El docente revisa las prácticas implementadas y ofrece nuevas estrategias. Si en la compensación se reiteraran las mismas actividades empleadas en la enseñanza, sería una exclusión de los alumnos/as que con esas actividades no aprendieron. Sería “más de lo mismo” y docente y alumno perderían tiempo.

Detectar y clasificar las dificultades por parte del docente, le permite reelaborar la propuesta pedagógico-didáctica. Reconocer esas mismas dificultades por parte del alumno, hace más factible que quiera participar para superarlas.

Reconocer sus respectivas responsabilidades por parte de los agentes intervinientes en la compensación, genera relaciones vinculares favorables.

Reorientar implica mostrar otros caminos y ayudar a avanzar por ellos o tener la flexibilidad de aceptar caminos que el alumno proponga.

La compensación puede realizarse en dos momentos:

• durante el ciclo lectivo, asociada a la evaluación continua del proceso de aprendizaje. Esta instancia se llama compensación preventiva.

• cerca del fin o con posterioridad al ciclo lectivo, atendiendo las acreditaciones pendientes. Esta instancia se llama compensación para acreditaciones pendientes.

En la compensación preventiva reconocer dificultades y emplear estrategias didácticas que atiendan a lo específico del obstáculo, intenta evitar la reiteración de yerros. Además, es importante la comprensión por parte del alumno —y, a veces, de su familia— que el error es parte del aprendizaje.

En la compensación final, el docente a cargo de la compensación no necesariamente debe ser el responsable del proceso de aprendizaje durante el año: en situaciones en las que el docente hubiera advertido que, por ejemplo, el obstáculo está en las relaciones vinculares, puede ser aconsejable su intercambio por otro.

En el mismo sentido puede considerarse, en esta instancia, la posibilidad de que más de un docente compartan la tarea en un determinado grupo.

También puede atenderse la índole de la dificultad y del obstáculo para la conformación de los grupos de alumnos, independientemente de los grupos de origen. Esto permite la selección de las estrategias alternativas pertinentes con mayor garantía de eficacia.

Lic. Elena Luchetti

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