El título huyó
- Leo el cuento:
Había una vez un viejo que plantó una remolacha chiquita y le ordenó:
—¡Crece, remolacha!
Y la remolacha creció enorme.
Un día, un campesino quiso arrancarla. Tiró, pero no pudo hacerlo. Entonces llamó a su esposa.
La mujer tiró de la cintura del hombre. El hombre tiró de la remolacha. Pero no pudieron arrancarla. Entonces llamaron a su hija.
La niña tiró de la mamá, la mamá tiró del esposo y él tiró de la remolacha. Pero no la sacaron.
Luego se les ocurrió que el perro podría hacerlo.
El perro tiró de la nena, la nena tiró de la madre, la madre tiró del esposo y éste tiró de la remolacha. Pero no pudieron arrancarla.
Llamaron a los otros dos animales que vivían con ellos y que todavía no habían probado arrancar a la remolacha: el gato negro y el ratón.
El ratoncito tiró del gato negro, el gato negro tiró de la nena, la nena tiró de la mamá; la mamá, del esposo y éste tiró de la remolacha. Y tiraron, hasta que ¡arrancaron la remolacha!
Cada uno cayó encima del otro, empezando por el padre y terminando casi aplastando al ratón, que estaba desparramado boca abajo, sin aire; parecían panqueques apilados. Y sobre todos ellos… ¡Cayó la remolacha!
Ninguno se lastimó.
Cuento folclórico ruso.
Adaptación: Elena Luchetti
- Pienso un título.
- ¿Qué título proponen mis compañeros? ¿Por qué?
Ahora huyó el principio
- Leo este cuento al que le falta el comienzo:
Uno la había hecho de cañas para terminar antes. El otro de hojas y ramas secas porque costaba menos esfuerzo, y el tercero, el más trabajador, de piedras y barro.
Un día, cuando los tres estaban jugando, oyeron el aullido del lobo. Llenos de miedo corrieron a refugiarse en sus casas. El lobo, que había olfateado tan rica comida, los persiguió. Ante la casa de cañas se paró y dijo:
—Abran, chanchitos, porque si no, soplaré y la casa derribaré.
El cochinito contestó: —No te abriré, porque me quieres almorzar.
—Entonces soplaré y la casa derribaré.
Y en un instante la casa quedó deshecha. El cerdito se apresuró a refugiarse en la de su hermano, hecha de ramas y hojas secas. De nuevo el lobo corrió tras él.
Ante la casa hecha de ramas y hojas secas se paró y dijo:
—Abran, puerquitos, porque si no, soplaré y la casa derribaré.
Los cerditos contestaron: —No te abriremos, porque nos quieres almorzar.
—Entonces soplaré y la casa derribaré.
Y volvió a soplar hasta derribar la casa de hojas y ramas. Muy asustados los dos chanchitos fueron a esconderse en la casa hecha de piedras y barro. De nuevo el lobo corrió tras ellos.
Ante la casa de piedras y barro se paró y dijo:
—Abran, cochinitos, porque si no, soplaré y la casa derribaré.
Los chanchitos contestaron: —No te abriremos, porque nos quieres almorzar.
—Entonces soplaré y la casa derribaré.
Y volvió a soplar pero no pudo derribarla.
Y los tres chanchitos fueron felices y comieron perdices.
Santiago y Guillermo Grimm
Adaptación: Elena Luchetti
- Completo el cuento inventando el comienzo.
- ¿Cómo lo empezaron mis compañeros? ¿Por qué?
¿Qué huyó?: ¡el medio!
- Leo este cuento al que le falta el medio:
El carro con quesos, el quirquincho y el zorro
Cierta vez, el quirquincho y el zorro conversaban al costado del camino. ¿De qué hablaban? De que tenían hambre, muchísima hambre, más que muchísima: requetemuchísima.
En ese momento, ven que se va acercando un carro bien lleno de quesos.
El zorro dijo:
—¿…………………………………………………………………………………?
El quirquincho contestó:
—Hay que ponerse en el camino, justo donde pasará una de las ruedas del carro.
Y se hizo una bola y se puso justo donde pasaría una de las ruedas del carro.
Cuando el carro le pasó por encima, como si fuera una roca, dio un barquinazo y se cayó un queso.
Pero el zorro tenía hambre, muchísima hambre, más que muchísima: requetemuchísima. Y quería otro queso, por lo que corrió entre los pastizales altos y fue adelantando al carro.
Entonces se hizo una bola y se puso justo donde pasaría una de las ruedas.
¡Pobrecito zorro! No se dio cuenta de que no era de lomo tan duro como el quirquincho.
Cuento folclórico argentino.
Adaptación: Elena Luchetti
- Completo el cuento. Escribo en el renglón de color.
- ¿Cómo lo completaron mis compañeros? ¿Por qué?
En otro lugar
- Leo el cuento Caperucita roja. (Quizás lo tengo en casa o está en la biblioteca del aula, de la escuela o del barrio, o lo pido prestado a un amigo o lo busco en Internet, por ejemplo, en la Biblioteca Virtual Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01316175322804062978024/p0000001.htm). Si lo quiero escuchar, se descarga gratuitamente en mp3 de: http://www.mediafire.com/?q5mnzmizuoy
- Me imagino cómo sería, si en vez del bosque, Caperucita hubiera tenido que atravesar una ciudad llena de tránsito para ir a visitar a su abuelita. ¿En qué se habrá entretenido, ya que no había flores silvestres para juntar? ¿Detrás de qué se habrá escondido el lobo? ¿Quién habrá salvado a Caperucita (en la ciudad no hay leñadores)?
- Cuento el nuevo cuento.
- ¿Cómo lo reescribieron mis compañeros?
Autobiografía de un patito
- Leo el cuento El patito feo. (Quizás lo tengo en casa o está en la biblioteca del aula, de la escuela o del barrio, o lo pido prestado a un amigo o lo busco en Internet, por ejemplo en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/andersen/patito.htm. Si quiero escucharlo, se descarga gratuitamente en mp3 de: http://www.mediafire.com/?owzdgzrgmmy
- Escribo la autobiografía del patito (como si yo fuera el patito), imaginándome todo lo que el cuento no dice, por ejemplo: dónde nació, quiénes eran sus papás, si le gustaba ir a la escuela, si la mamá le daba sopa de pescado, etcétera:
Yo soy un patito. Nací en…
- ¿Cómo lo imaginaron mis compañeros?
Mi autobiografía
- Ahora escribo mi verdadera autobiografía: cuento mi vida.
Yo soy ……………….…… Nací en…
- Leo mi autobiografía a un compañero.
La lámpara se va a otro cuento
- Leo el cuento Aladino y la lámpara maravillosa. (Quizás lo tengo en casa o está en la biblioteca del aula, de la escuela o del barrio, o lo pido prestado o lo busco en Internet, por ejemplo, en: http://www.leemeuncuento.com.ar/aladin.html. Si quiero escucharlo, se descarga gratuitamente en mp3 de: http://www.mediafire.com/?4qa1izi2ktz). Si no consigo el cuento, puedo ver la peli.
- Pienso bien, bien en la lámpara: cómo es, de qué tamaño (grande, mediana, pequeña, pequeñísima…), de qué color (dorada, plateada, brillante, opaca, etcétera), para qué sirve, ¿produce algún sonido cuando la mueven?, sensación que produce al tacto (suave, áspera) y todo o que se te ocurra.
- Cuento otro cuento donde aparezca la lámpara:
- ¿Qué cuento contaron mis compañeros?
Llegó un helicóptero
- Leo el cuento Cenicienta. (Quizás lo tengo en casa o está en la biblioteca del aula, de la escuela o del barrio, o lo pido prestado o lo busco en Internet, por ejemplo en la Biblioteca Virtual Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12482735339136079643846/p0000001.htm#I_0_ Si quiero escuchar el cuento, se descarga gratuitamente en mp3 de http://www.mediafire.com/?mitnmgltouj. Si no consigo el cuento, puedo ver la peli.
- Me imagino que hubiera pasado si hubiera llegado alguien en helicóptero: ¿Se necesitaba entonces el hada madrina? ¿Por qué?
- Cuento esa parte del cuento, incluyendo el helicóptero:
- ¿Qué se imaginaron mis compañeros?
Ensalada de cuentos
- Releo los cuentos. ¿Qué personaje me gusta más de cada cuento? Elijo dos o tres.
- Cuento otro cuento-ensalada donde aparezcan esos personajes viviendo otra historia todos juntos:
- ¿Mis compañeros eligieron los mismos personajes? ¿Se imaginaron un cuento parecido?
Lic. Elena Luchetti