Evaluar, evaluar…
¿Es una actividad que compete solo a las/los docentes? No, porque es «una actividad inherente a toda expresión humana intencional», nos recuerda Ana Ma. Amarante: no es exclusiva de los espacios educativos; la ponemos en juego, por ejemplo, cada vez que decidimos cómo distribuir el presupuesto familiar.
Ideas acerca de evaluación
- Es un proceso:
- de obtención de información
- de su uso para formular juicios
- que a su vez se utilizarán para tomar decisiones[1] de carácter social o pedagógico, añade Neus Sanmartí[2].
Los tres momentos son sucesivos y no puede omitirse ninguno para no modificar la esencia; es decir, por ejemplo, tomar una prueba (“proceso de obtención de información”) si no va a hacerse nada con ella, solo por mero control, no sirve, no es evaluación, o tomar una prueba, corregirla y simplemente devolverla a los alumnos, tampoco sirve, no es evaluar, es asimismo únicamente control (no facilita el cambio) porque falta usarla “para tomar decisiones”: según los resultados grupales tendré que rever mi metodología o podré dar por concluido el tema y será bueno que utilice similar esquema al comenzar el tratamiento de otro contenido similar o, de acuerdo con ciertos resultados individuales, tendré que diseñar actividades de recuperación, retroacción o compensación.
2.
“El sentido de la evaluación es el de obtener un conocimiento mayor de todas las variables que intervienen en el proceso educativo, de modo que se puedan adoptar de forma colectiva decisiones para su ajuste o reorientación”.
Proyecto curricular de Educación. Generalitat Valenciana. España.
3.
“Evaluar es una condición necesaria para mejorar la enseñanza (…) con la finalidad de mejorar la práctica docente [ya que] se suele reflexionar muy poco sobre la práctica de aula y se tiende a considerar que las causas de los posibles malos resultados son externas al proceso de enseñanza aplicado (…). [Sin embargo,] los estudios demuestran que la variable profesor continúa siendo una de las más importantes en los resultados (…). Solo evaluando y reflexionando, especialmente junto a otros profesionales, se pueden plantear mejoras de los procesos de enseñanza”
Sanmartí, Neus. 10 ideas clave. Evaluar para aprender.
Barcelona: Graó, 2017[3].
4.
“Toda experiencia de evaluación es una oportunidad de aprendizaje (…). Está al servicio del aprendizaje”.
Calvo, Alfredo. Viaje a la escuela del siglo XXI.
España: Fundación Telefónica, 2015.
Para que de verdad la evaluación también sea una oportunidad de aprendizaje, debo reservar después de cada evaluación formal, un espacio para compartir las respuestas, de manera que, cuando un alumno que respondió adecuadamente explica por qué lo hizo así, en qué pensó, etc. (en una actividad de metacognición), otro alumno que no pudo responder de manera adecuada, advierta por dónde era el camino, es decir, aprenda.
Lic. Elena Luchetti