Salidas educativas, ¿uni o pluridisciplinarias? (II)

Acerca del enfoque

  • Muchos espacios admiten un enfoque pluridisciplinar. Depende de las intenciones de los/as docentes, del tiempo que los estudiantes puedan ocupar en la salida, de la actitud de correlación entre materias que ya hayan cultivado los profesores y profesoras, entre otros factores. Este tipo de salidas permiten ver un sector de la realidad desde distintos puntos de vista, que suele ser lo más aconsejable, porque así es la vida; pero no siempre son factibles, por los factores enunciados. Se adaptarían sin obstáculos al momento “promediando” (ver “Salidas educativas I”). Aunque no se descartan los otros dos.
  • Las salidas centradas en un solo espacio curricular pueden llevarse a cabo en cualquier momento de la actividad de enseñanza.

Diseño

Abarca varios pasos, algunos comunes con la organización de otras situaciones de enseñanza, por lo que seguramente nos resultan familiares.

1. Decidir objetivos

Decidirlos y comunicarlos a los alumnos/as: los estudiantes deben saber a dónde saldrán y con qué objetivo. Conocer el “para qué”, es útil para comprometerlos de modo más activo con esos aprendizajes. Por otra parte, el ser humano es el único ser teleológico, de manera que darles a conocer las finalidades es una manera más de hacerlos cada vez más persona.

Experiencias efectuadas por Edward Jones y Jane Aneshansel, ya en 1956, confirmaron que se aprende mejor con un propósito. Idea reafirmada también por las artes; por ejemplo, la poesía Caminante, de A. Machado dice: “Ya estás en pie caminante, dispuesto para marchar,/pero es menester que sepas, caminante, adónde vas./Ya estás en pie caminante, dispuesto para buscar,/pero es menester que sepas lo que sales a buscar”.

2. Elegir las actividades previas

Incluirán el acceso a información, más abundante cuando es un lugar desconocido o casi, para los alumnos/as. También y dependiendo de las inquietudes del grupo, se ampliará lo necesario. Podría incorporarse un plano o un croquis para identificar los sitios donde se realizará la visita, si se trata de un itinerario. Si se tratara de un espacio al que ya concurrieron, serán los mismos estudiantes quienes aportarán la información inicial: el profesor o profesora orientará hacia los rubros en que se centrará la nueva concurrencia. Por ejemplo, pudieron haber visitado ya el Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid para aprender, a partir de la replica del esqueleto del Diplodocus carnegiei; y ahora volver a visitarlo para conocer respecto del microscopio de c.1750 para observar el avance en ese instrumento en los casi tres siglos transcurridos, entre otros. Entonces, ubicar en el plano los espacios que ya recorrieron y los que recorrerán ahora puede ser una actividad interesante que redundará sobre la comprensión de lo acumulativo del conocimiento.

3. Seleccionar las actividades que se llevarán a cabo durante la visita

Es conveniente que el profesor/a concurra previamente para saber si podrán

—por el tiempo disponible— o si es prudente que vean todo lo expuesto o si es preferible destacar ciertos sectores, una sala, solo algunos elementos.

Si, por cualquiera de los dos motivos, se opta porque aprecien solo parte del patrimonio, la selección se aconseja centrarla en los contenidos eje de las actividades y no dejarlo librado a azar de lo que aparece en primer término o lo que la/el guía decide privilegiar. Se sugiere, además, pensar cuáles son los espacios que proveen de mejores elementos en función de lo que se desea que las y los estudiantes aprendan de modo de evitar que empleen tiempo en aspectos que luego no resultan tan pertinentes para los aprendizajes previstos.

Además, la selección impide la sensación de saturación cuando intentamos que vean “todo”.

El docente puede optar por hacer la visita con el guía de la institución o confeccionar la propia,

“usando su propio bagaje cultural y sus propios recursos intelectuales para “hacer un uso didáctico” de la oferta que hace el Museo con la exposición de las piezas y con la información que ofrece sobre ellas”.

Las visitas dirigidas: estrategias didácticas.
Dirección Gral. de Educación Secundaria. México.

Si la/el docente elige preparar su propia guía, organiza previamente a los alumnos y alumnas en pequeños grupos que comienzan su observación por distintos elementos y van rotando ante ellos. La información complementaria sobre cada pieza puede estar escrita en un material que lleven consigo y que incluye las consignas de trabajo para ir teniendo en cuenta. El docente circula entre los grupos.

Conviene anticipar a los alumnos las actividades planeadas de manera que siempre sepan qué tendrán que hacer para aprender en ese lugar: observar, sacar fotos, registrar por escrito algún dato… En función de ello, dedicar un tiempo a reflexionar acerca de los materiales, herramientas o dispositivos que será necesario llevar ese día es importante así como la correspondiente asignación de roles dentro del grupo para llevarlos a cabo.

4. Preparar actividades posteriores a la salida

Las actividades que se realicen en el aula después de la salida suelen ser tan importantes como la visita. No estamos pensando solo en la clásica puesta en común posterior, sino (también y a modo meramente indicativo) de la utilidad de producir un informe colectivo de la actividad para comunicar a las familias; en un álbum de fotos clasificadas y rotuladas para subir a la página web institucional o a las redes; en, simplemente, mirar las fotos o filmación y comentarlas; en que preparen una anticipación para los compañeros/as del curso inferior que hará la visita al año siguiente (¿un power point?, ¿un documento de Word con imágenes y explicaciones?, ¿otro recurso?); en organizar virtualmente una tienda del lugar visitado: ¿qué deberá contener?, ¿por qué?; en grabar una audioguía para videntes o para invidentes: ¿cuál es el mejor trayecto por el edificio o por el espacio exterior?, ¿qué elementos o zonas serán preferibles para que el oyente que no ve comprenda mejor?, ¿incluir otros sonidos además de la voz? (se puede ofrecer la guía en audio a escuelas con alumnos ciegos; dejaría así de ser una propuesta de simulación para ser una actividad de aprendizaje-servicio); filmar un corto donde se muestren no más de una pequeña cantidad de elementos —¿cinco?, ¿seis?— con sus explicaciones para que alguien quiera visitar ese espacio; una visita virtual; otras actividades específicas para el lugar donde se ha estado.

5. Evaluar la salida

Puede implicar desde retomar meramente el “para qué fuimos” hasta el empleo de otros instrumentos de mayor envergadura; depende de las intenciones del docente.

Lic. Elena Luchetti

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